Voluntad Popular
“Todos los derechos para todas las personas”.
Porque la libertad no es un privilegio, es un derecho universal.
¿Quiénes somos?
Voluntad Popular es un movimiento político venezolano que defiende la libertad individual, el Estado de Derecho, la democracia constitucional y el respeto a la dignidad humana, frente a un régimen autocrático que ha secuestrado las instituciones y sumido al país en la pobreza.
Nacimos desde la sociedad civil, desde las calles, desde la lucha. Hoy somos más que un partido: somos parte de una generación global decidida a frenar el avance de las dictaduras del siglo XXI.
¿Qué creemos?
• La libertad es indivisible. No hay democracia sin propiedad, sin expresión libre, sin independencia judicial, sin iniciativa económica, sin pluralismo.
• El progreso nace del mérito, no del clientelismo. Creemos en una economía abierta, basada en la innovación, el trabajo productivo y la competencia honesta.
• El Estado no es un botín. Debe ser transparente, limitado y eficiente.
• La justicia social no se impone, se construye con libertad. Todos deben tener oportunidades reales, sin depender de favores ni humillaciones.
• La identidad venezolana es republicana, libre y soberana. No nos arrodillamos ante imperios, partidos únicos ni ideologías mesiánicas.
¿Contra quiénes estamos?
Estamos contra quienes han hecho del poder un fin en sí mismo.
Contra los que destruyen la ley para mantenerse en el poder.
Contra los que sustituyen la voluntad popular por una élite autoritaria.
Contra los que empobrecen para controlar, censuran para imponer, y matan para silenciar.
Estamos contra:
• El chavismo-madurismo, que convirtió a Venezuela en una autocracia extractiva.
• Las redes internacionales de populismo autoritario, que blanquean dictaduras y relativizan la libertad.
• Los oportunistas de la política, que negocian con la tiranía y legitiman fraudes por ambición.
• El Estado criminal, donde conviven el narcotráfico, la represión y la impunidad.
• La corrupción sistémica, que ha saqueado al país, destruido instituciones y convertido la política en negocio. Porque la corrupción no es solo un problema moral: es el combustible del autoritarismo.
